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"YO AMO, el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. YO RESPETO ese lugar MARAVILLOSO dentro de ti donde nace tu Amor y tu Luz, la Verdad y la Paz. YO HONRO el lugar dentro de ti donde vive tu CRISTO INTERNO Y TU LLAMA TRINA"

"TE AMO SOMOS SOLO UNO."







jueves, 7 de julio de 2011

Vive el Poder del Ahora ...

Para expresar el presente, el pasado y el futuro, emplearé el símbolo de la espada como metáfora del tiempo, ésta nos facilitará la comprensión del misterio de la vivencia del presente y de cómo el pasado puede condicionar nuestro presente y futuro.


El filo de la espada simboliza el presente, uno de los lados, el pasado y el otro lado, el futuro. Los tres tiempos cronológicos están contenidos en la espada. Tanto el pasado como el futuro están bien determinados en la hoja de la espada, pero, ¿dónde acaba el lado del sable para dar comienzo al filo sin que se llegue al otro lado? ¿Dónde está el límite del pasado y donde comienza el futuro? En realidad, ni el pasado ni el futuro están sucediendo en el presente, porque no son el presente, lo único real es el instante del ahora; como lo único que corta de la espada es el filo. El pasado lo fue y el futuro aún no está aconteciendo; por tanto, el pasado y el futuro no están existiendo.

Nuestra vida es un interespacio entre el primero y el último hálito; una vida que se va formando de continuos presentes, haciéndose en cada instante. Se dice que el sufi es el hijo del instante. La vida es el instante, pues aunque recordemos el pasado o planeemos el futuro, esa acción de recordar y de planificar no se está haciendo en el momento actual. Es en el presente donde tenemos la posibilidad de cambiar nuestra existencia, nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestros hábitos; en definitiva, de vivir. Si soy consciente de mi respiración, sintiendo el aire cuando entra y cuando sale, y de lo que acontece en cada instante, entonces seré más consciente del Aquí y el Ahora, permitiéndome retornar a mí mismo, a mi mismidad; tan sólo necesito fuerza de voluntad para hacerlo.

La espada es símbolo de libertad, de justicia y de valentía, entre otros significados. Empuñar la espada precisa coraje (“corazón” viene del latín cor ‘corazón, núcleo, centro’; “coraje” es atreverse a actuar con valentía desde el corazón). Necesitamos coraje para vivir el presente y limpiar el pasado, necesitamos coraje para enfrentarnos –desde lo que realmente somos– al futuro; a un futuro recolector de una cosecha fructífera. También debemos preparar el terreno para el último destino después de la muerte, ya que hay que vivir como si fuésemos a morir hoy mismo y aprender a morir como si fuésemos a vivir eternamente. Somos seres de paso, sí, pero de paso para vivir el Aquí y el Ahora, disfrutando de la vida, mirando a un futuro prometedor. 

¿Cómo quiero vivir?

Se puede conocer el pasado y liberarse del sufrimiento conociendo las intenciones o actitudes más profundas que pulsan dentro de cada uno; para ello tendremos que bucear en el Inconsciente. Somos el resultado de la calidad de nuestras intenciones, cosechando según la calidad de la siembra. La intención sincera es semilla que fructifica.
Soy responsable de lo que he hecho o no he querido hacer en mi vida. De todas las vivencias que he tenido, todas ellas dejaron grabaciones en mi memoria y en mi cuerpo, condicionando el presente el modo en que me relaciono conmigo mismo y con el mundo. Estas pautas de comportamiento, con sus aciertos y errores, son rutas habituales que condicionan mi modo de ser en el mundo. Son los comportamientos automáticos, condicionamientos, huellas que he grabado en mi memoria y que voy repitiendo a cada paso.
Mi pasado personal está actuando en el Aquí y Ahora al repetir los programas del ayer. Pero el objetivo es vivir el instante para no ser afectado por la programación de los conflictos de un pasado.

Vivir el momento, el eterno presente; es retornar a uno mismo, a la esencia
Vivir el presente es estar en una dimensión fuera del pasado y del futuro, vivir el instante es puro conocimiento y sabiduría.

Nuestra forma de estar en el mundo es vivir el Aquí y Ahora, porque es donde llueven las señales desde el cielo, es lo único que podemos hacer en esta vida, vivir el presente decodificando las señales que descienden. Todas las señales descienden acorde a las circunstancias, todas ellas dependen de un plan perfecto. Nuestra misión es decodificar las señales, pues son indicaciones para el hacer, según las circunstancias del momento.
Leer las señales es leer la verdad que está pasando en estos momentos; cuando pierdo la capacidad de leer las señales, aparece el egoísmo y me encierro en el habitáculo de mi ego.

El órgano que interpreta las señales que descienden del cielo a la tierra es el corazón, el cual actúa como un decodificador de señales, algo similar al circuito decodificador de un televisor que traduce las señales que le llegan del aire en señales visuales en la pantalla. Este circuito decodificador del televisor tiene esa propiedad de leer las señales y de interpretarlas. El corazón del ser humano tiene la facultad para interpretar las señales que le llegan del cielo, no es la mente mecánica con sus programas la que decodifica estas señales.

Viviendo el instante, es cuando adquirimos conocimiento; no lo adquirimos viviendo el pasado, porque el pasado ya sucedió, ni tampoco adquirimos conocimiento en el futuro, porque el futuro aún no se ha dado.
Si te preguntas, ¿qué hago en este momento? Nada en especial, simplemente hacer lo que ha sido decretado para ti en ese mismo momento. Aceptar lo que viene en cada momento es aceptar el destino; aceptación es amor. Si aceptamos, las cosas se facilitan y nuestras capacidades se despiertan. Nuestra actitud en el momento es un estado de alerta, sin juzgar, simplemente observando desde la consciencia. Viviendo el momento, la armonía se manifiesta y se dispersa el sufrimiento.